Resonancia Emocional

Todos tenemos unas cantidades determinadas de cada emoción, las cuales están comprendidas entre dos términos opuestos que forman una dualidad. Por ejemplo:

       ALEGRÍA ----o-------- TRISTEZA

VALENTÍA -------o----- MIEDO

          SEGURIDAD ------o------ INSEGURIDAD

Estas cantidades varían según las vivencias y pensamientos de cada persona y en cada momento. Por ejemplo, si alguien nos hace daño suele aumentar el odio, si pensamos en planificar un viaje aumenta la alegría...

Pero también varían con la ley de la resonancia, la cual dice que si un individuo se expone a otras personas, sus emociones tenderán a sincronizarse con las de los demás, es decir, resonarán con las de los otros. Por ejemplo, si estamos en contacto con una persona con miedo nuestro miedo aumentará, y si estamos en contacto con una persona alegre nuestra alegría crecerá.

Otro aspecto importante de las emociones es que se retroalimentan. Por ejemplo, cuando estamos deprimidos todo lo vemos triste y eso nos pone aun más deprimidos, y cuando estamos ilusionados todo lo vemos con optimismo y eso aumenta nuestra ilusión.

Y también es muy común que concurran la resonancia y la retroalimentación simultáneamente, lo cual puede llevar las emociones al límite. Por ejemplo, cuando en un grupo de personas se expresan los miedos de cada individuo, estos irán creciendo por resonancia y retroalimentación tanto de cada individuo como del grupo, es decir, unos individuos retroalimentan a otros y viceversa.

Todo esto provoca bucles o espirales donde las emociones se acentúan progresivamente.

Por ello es muy importante tener en cuenta la ley de la resonancia y ser conscientes de ella en cada momento, así como de su afectación a nuestros sentimientos. De esta manera podremos evitar caer en espirales que acaben perjudicándonos. Este sería el primer paso.

El segundo paso, y mucho más fundamental, sería trabajar para desplazar las emociones a sus extremos positivos, logrando de esa forma la paz y felicidad que todos deseamos.